lunes, 10 de noviembre de 2008

Plaza e Iglesia del Buen Suceso


La Plaza del Buen Suceso
.- Era conocida como Plaza de la Calceta de San Pedro, porque allí estaba el gremio de Calceteros, hasta el establecimiento del Hospital del Buen Suceso o Convalecientes en el S. XVII.

El Hospital de Ntra. Sra. del Buen Suceso o de Convalecientes (1637-1850) tiene sus orígenes en la Congregación de Hermanos Mínimos, conocida por Obregones, al ser fundada en Madrid por Bernardino de Obregón (1567).

El nombre del Hospital viene dado por la devoción a la Virgen del Buen Suceso, surgida en un viaje a Roma realizado por dos miembros de la Congregación, en 1606. En su viaje al pasar por la Sierra Traiguera (Castellón) encontraron en una cueva una Virgen de reducido tamaño, la cual llevaron a Roma, al ser recibidos por el Papa Paulo V, mostraron al pontífice la Virgen encontrada, a lo cual exclamo “Buen Suceso habéis tenido en vuestro viaje”. Desde entonces los Obregones rindieron culto a la Virgen del Buen Suceso.

Cuadro de Domingo Martinez Mostrando la Virgen al Pontífice

Este hecho del nacimiento de la advocación y del viaje a Roma, está impreso en uno de los cuadros que realizó Domingo Martinez para el templo del Hospital, y se halla situado en los más alto del retablo del Altar mayor.

En 1634 los Hermanos Mínimos decidieron crear un Hospital en Sevilla; se realiza la petición al Cabildo sevillano en 1635, se aprueban las licencias por el Ayuntamiento en 1637, pero con prohibición expresa de pedir limosnas para la construcción del mismo.

Así pues la orden de mínimos se establece en la por entonces denominada Plaza de la Castaña del Barrio de la Morería, donde adquieren unas casas e improvisan una capilla, a la cual trasladan La Virgen del Buen Suceso y celebran las primeras misas.

En 1690 se termina el Hospital de Convalecencia, y en 1730 fue inagurada la Iglesia.

El Hospital prestó asistencia a las tropas francesas durante la invasión, el cual queda anexionado al ejército como hospital castrense (1809-1811).

Tras la expulsión de las tropas galas, el Hospital vuelve a la Orden de los Obregones, siendo expropiado de nuevo durante el trienio Liberal (1820-1823), y volviendo a ser recuperado por la Orden en 1824.

La Ley General de exclaustraciones de 1836 puso punto y final a la Orden de los Obregones, quedando expropiado el Hospital y fraccionado el edificio para adaptado a casas de vecinos.

En 1847 sale a subasta, el propietario lo vende por lotes, desapareciendo todo vestigio del Hospital, a excepción de su magnifica iglesia barroca.

En 1877 hubo un intento de reinaugurar el Hospital del Buen Suceso por parte de la Orden de Caballeros Hospitalarios, utilizándose los pequeños anexos y sacristía del Templo, aunque sólo se disponía de cuatro camas.

En 1882 desaparece totalmente, siendo cedido a las monjas de clausura Mercedarias.

En 1895 el arzobispo Sanz y Forés se lo ofrece a los Carmelitas, y en 1896, ya siendo prelado Marcelo Spínola y Maestre, firma el establecimiento de la orden Carmelita, que ha llegado hasta nuestros días.

Iglesia del Buen Suceso.- Es el único vestigio que ha llegado a nuestros días del hospital de convaleciente, dicho templo habia tenido sus origen en una antiquísima capilla dedicada a la Virgen del Buen Suceso en un lugar que en el S. XVI era conocido domo "Plaza de la Castaña", en la antigua Morería.

Las obras del templo se inician en 1690, intervienen los famosos
arquitectos de la saga de los Figueroa, especialmente Leonardo en quien se advierte su tendencia netamente barroca, con su fachada es de ladrillos limpios, tal vez inspirada en la Iglesia matriz madrileña del Buen Suceso, situada primitivamente en la Puerta del Sol.
La fachada está presidida por una hornacina s
uperior con la Virgen del Carmen del escultor Dario Fernandez.

Portada de la Iglesia.

Detalle de la Virgen del Carmen

Pertenece el templo al tipo de Iglesias de columnas pareadas que se levantaban en Sevilla a principios del S.XVIII.

Es de Planta rectangular, au
nque aparente una planta de cruz latina, para dar sensación de amplitud.

El alzado consta de seis pilares de cuatro columnas sobre pedestales, con ménsula de mármol rojo y negro, las 24 columnas de m
armol rojo de Morón, fueron talladas por Pedro Roldan.

La cubierta es a base de bóvedas.

El crucero se cubre con una elegante cúpula montada sobre tambor y rematada al exterior por un cupulín meramente ornamental.

En su interior hay que destacar la monumental obra pictórica del retablo mayor, compuesto por 36 lienzos. Se trata del árbol genealógico completo de la humanidad de Cristo, partiendo de Abraham, pasando por David, de la rama de Jesé y de la tribu de Judá, nacido en Belén, según San Mateo. Realizada por Domingo Martínez.

En el centro del retablo, está la figura en relieve del Padre Eterno. El camerin, lo preside Ntra. Sra. del Carmen, obra de Rafael Barbero realizada para sustituir a la antigua de Duque Cornejo quemada en 1931. El niño Jesus es obra del escultor sevillano Dario Fernandez.

Retablo del Altar Mayor.





















Santa Teresa


Las joyas de este templo son, sin duda alguna, las esculturas de Martínez Montañés y su discípulo Alonso Cano, procedentes todas de San Alberto. Se trata de Santa Ana, Santa Teresa y San Alberto de Sicilia.



La Santa Ana de Martinez Montañez es de gran realismo en actitud de presentar a la Virgen Niña al templo.


Santa Ana







Frente al este mismo altar se halla el del Santïsimo Cristo del Desamparo, obra de Rafael Barbero, inspirado en el que fue quemado en 1931.


Santísimo Cristo del Desamparo

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