En un principio el barrio de la Macarena era un arrabal extramuros que fue abriéndose paso entre huertos, extendiéndose por los aledaños del Gran Hospital. Hoy lo que se denomina por Macarena ha traspasado los límites de la muralla hacia el interior, extendiéndose hasta los distritos parroquiales de San Gil y Omnium Sanctórum.
Esta Puerta es la única que se ha salvado de la Piqueta. Hoy el conjunto de la Puerta y el trozo de la muralla de su costado, se ha convertido en el símbolo por excelencia del barrio. Ante sus muros se levantaba, siglos atrás, un altar donde los reyes que visitaban Sevilla juraban mantener los privilegios de la ciudad y recibían sus llaves.
Esta Puerta es la única que se ha salvado de la Piqueta. Hoy el conjunto de la Puerta y el trozo de la muralla de su costado, se ha convertido en el símbolo por excelencia del barrio. Ante sus muros se levantaba, siglos atrás, un altar donde los reyes que visitaban Sevilla juraban mantener los privilegios de la ciudad y recibían sus llaves.
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